Este texto, me permite recordar mi historia académica y como es que tantas maestras mujeres en mi camino, me impulsaron aprender, realmente todo inicio en mi hogar, recuerdo desde siempre a una mamá comprometida con la educación de sus hijos y su hija, sin embargo, ella siempre con múltiples actividades… lo que le da una especie de super poder, pero ahora que he crecido me doy cuenta e identifico que la mayoría de las docentes, que se dedican a enseñar son mamás, así como la mía con múltiples actividades, algo que respeto y reconozco como grandes logros desde mi perspectiva.
Ahora que soy maestra, observó mucho a mis compañeras las cuales se desempeñan como maestras de preescolar, una etapa realmente esencial en la primera infancia, en ellas puedo ver su ilusión y su amor con las que dan sus clases, sin embargo al finalizar el día veo rostros agotados que se dirigen a sus hogares, para atender a sus pequeños hijos e hijas, que seguramente toda la mañana estuvieron con maestras que al igual que ellas, permanecieron toda la mañana con otras personitas, entonces pienso en la gran cadena que se conforma y la importancia de todas estas mujeres dentro de la educación.
Al mismo tiempo pienso y me remoto a mis primeros años educativos en los cuales yo iba al preescolar con maestras adorables que daban cariño y amor a montones y a mi mamá dedicando toda la tarde a nuestro cuidado y a nuestra enseñanza, realmente no identifico como es que la mujer crea el conocimiento, sin embargo, lo que si identifico es todo aquello que hace, logra y resiste una mujer, una mujer maestra y una mujer mamá.
Realmente mi reflexión es muy breve, sin embargo, por primera vez reconozco e identifico lo importante que es la mujer en la educación, por ellas pido respeto, amor y toda la admiración que se merecen, porque tal vez sin ellas muy difícilmente existiríamos y sin ellas probablemente no habría tantas alternativas de estudio como las hay actualmente.
Gracias, maestras, gracias mamás, gracias mujeres.
SAMANTHA VIVEROS
EDUCACIÓN ESPECIAL